* Los casos subclínicos pueden ser monitoreados midiendo la saturación total de gases del agua, complementando con la observación de tejido branquial (biopsia) con el microscopio óptico, siendo esta la técnica a elección para el diagnóstico de laboratorio. 

Conocida también como la “enfermedad de la burbuja” es una condición asociada al exceso de gases disueltos en el agua, condición, advierte el director Centro de Investigaciones Biológicas Aplicadas (CIBA), Dr. Marcos Godoy, importante y persistente en la acuicultura, aunque, en muchos casos, “subdiagnosticada o su significado clínico subestimado”.

“La sobresaturación de gases produce embolia gaseosa, presente en los vasos de los filamentos, los cuales se presentan dilatados, congestivos y en ocasiones asociados a edema. Es importante destacar que los casos solo los casos clínicos severos pueden ser diagnosticados mediante histopatología”, precisa el doctor Godoy.

De acuerdo a los estudios sobre esta materia, los tres gases atmosféricos más abundantes y sus respectivas presiones parciales son nitrógeno (78 %), oxígeno (21 %) y argón (1%).

Su solubilidad en agua, indica el doctor Godoy, se determina por factores, tales como su masa, presión parcial y factores ambientales.

“Por ejemplo, la solubilidad del gas se relaciona inversamente a la temperatura del agua y directamente a la hidrostática presión (Speare, 1998). En condiciones normales, las presiones parciales (mm Hg) de los gases (oxígeno, nitrógeno, argón, dióxido de carbono) disueltos en agua del aire están en equilibrio con la presión ejercida por estos gases en la atmósfera, generalmente alrededor de 760 mm Hg al nivel del mar”, comentó el director de CIBA.

Pese a ello, advierte el académico e investigador de la USS, “si el agua se sobresatura, la presión total de uno o más de los gases disueltos en el agua (comúnmente indicados por el símbolo (DP) será mayor que la presión atmosférica”, agregando que “la sangre y los tejidos de los peces cultivados en agua sobresaturada alcanzan rápidamente el equilibrio con las presiones parciales de los gases disueltos presentes y si su presión total (DP) es demasiado mayor que la atmosférica, desarrollando embolias vasculares (Wedemeyer, 1996)”.

Monitoreo

Los casos subclínicos, aclara Marcos Godoy, pueden ser monitoreados midiendo la saturación total de gases del agua, complementando con la observación de tejido branquial (biopsia) con el microscopio óptico, siendo esta la técnica a elección para el diagnóstico de laboratorio.

Según se ha podido establecer en laboratorio, entre los principales signos clínicos se encuentra la observación directa de burbujas en las branquias, piel, aletas y casos severos burbujas intraoculares asociadas a hemorragias oculares, buftalmos (incremento tamaño del globo ocular), exoftalmia (propulsión del globo ocular) uni o bilateral, pudiendo evolucionar a tisis bulbar (colapso global del globo ocular) y ocasionalmente puede observarse luxación y subluxación del cristalino.

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