El asma no se puede prevenir, pero sí se pueden evitar los ataques en una época donde el aire frío y los agentes ambientales pueden desarrollarlos con mayor frecuencia.  

El otoño no sólo viene con el aumento del frío y cambios de temperatura. En esta época también proliferan una cantidad importante de alérgenos, que intensifican los síntomas de enfermedades respiratorias como las alergias o el asma. En el caso de esta última, el aire frío, la contaminación, el polvo en suspensión, los ácaros y los virus respiratorios son los principales desencadenantes de crisis que pueden ser leves o graves. Pero, ¿se pueden prevenir?

“El asma es una patología crónica en que las vías respiratorias se inflaman y se estrechan, lo que provoca un aumento de la mucosidad y gran dificultad para respirar. Lamentablemente, la enfermedad no se puede evitar, pero sí podemos desarrollar conductas preventivas y de cuidado que eviten generar crisis, o la exacerbación asmática, sobre todo en esta época del año”, señala Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada.

Galarce indica que, aunque no se trata de una enfermedad estacional, se puede intensificar en otoño y primavera por las condiciones ambientales, siendo indispensable un diagnóstico temprano y mantenerla controlada con un especialista, con la medicación adecuada y la adherencia al tratamiento para evitar complicaciones. Se estima que en Chile entre el 7% y el 10% de la población tiene asma, aunque ese porcentaje podría ser mayor ya que es posible que exista un sub diagnóstico de la enfermedad, de acuerdo con la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias. “Sin dudas, ese es el primer y más importante consejo”, acota.

Además, es importante tomar medidas en el hogar como evitar objetos que acumulen polvo o que sean difíciles de limpiar para evitar ácaros, como las alfombras, peluches o libros. Para la médica, “mantener la limpieza en estas áreas es fundamental, donde se incluyan suelos y paredes, junto con alguna aspiradora con depósito de agua o filtro HEPA, para evitar levantar polvo que quede en suspensión”.

Asimismo, ayudará utilizar colchones anti ácaros o fundas de este tipo y plumones que no sean de plumas, junto con cambiar y lavar sábanas y frazadas frecuentemente. Ventilar la casa durante las primeras horas de la mañana y utilizar sistemas de calefacción eléctricos, que no tengan la llama en una cámara abierta. “Éstas consumen más oxígeno y contaminan el interior de la casa, inflamando o irritando las vías respiratorias. Junto con los humidificadores de aire son un caldo de cultivo para infecciones virales o bacterianas”, afirma Galarce. Por último, es clave evitar el aire frío y ambientes contaminados, que no sólo incluyen que estén libres del humo del tabaco, sino también de algunos químicos o productos de limpieza en spray.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de 300 millones de personas en el mundo padecen asma y provocó la muerte de más de 450 mil muertes durante 2019. En nuestro país, la última Encuesta Nacional de Salud la posiciona como la sexta enfermedad más frecuente, por lo que es indispensable tomar las medidas necesarias para evitar complicaciones.

“En algunos casos, esta enfermedad sólo provoca molestias menores, pero para otros pueden ser considerables y, en casos extremos, pueden provocar el fallecimiento de un paciente si no es atendido a tiempo. Si existe dolor u opresión en el pecho, silbidos al respirar, tos en las noches o durante las mañanas o algún tipo de dificultad para respirar, lo mejor es que se consulte al médico para que se diagnostique o se descarte esta enfermedad”, finaliza la especialista.

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